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02 de Septiembre de 2019

“Aún quedan muchas dificultades, pero la región ha tomado conciencia sobre el valor del recurso hídrico”

La hidróloga colombiana Angélica Gutiérrez participó del evento internacional AmeriGEO Week 2019, organizado por nuestro Instituto de Ciencias de la Naturaleza, Territorio y Energías Renovables (INTE-PUCP), AmeriGEO y la Comisión Nacional de Investigación y Desarrollo Aeroespacial (Conida). Tuvimos la oportunidad de conversar con ella sobre el estrés hídrico y las políticas de gestión de recursos hídricos en la región Latinoamérica.

¿Qué factores externos provocan el estrés hídrico?

Primero debemos aclarar a qué nos referimos cuando hablamos de estrés hídrico. Esto se da cuando la demanda por agua es mayor a la disponibilidad del recurso, y no solamente me refiero a la disponibilidad en cantidad, sino también en su calidad. Para nadie es un secreto que la población de Latinoamérica continúa creciendo, lo cual significa que hay una mayor demanda de alimentos y, para producir estos alimentos, se necesita agua. Por ello, esta situación podría, en algún momento y bajo ciertas condiciones climáticas, imponer un estrés hídrico a las comunidades.

¿El cambio climático influye?

Las mayores consecuencias o uno de los mayores efectos es que el PBI en sí se calcula con base en disponibilidad y oferta. El problema es que, con el cambio climático, esa disponibilidad y oferta del recurso hídrico varía y, por consiguiente, su disponibilidad no es algo que se pueda controlar. Por ejemplo, no se puede controlar en qué momento llueve o cuándo se presentan épocas de sequía, por ello esa incertidumbre que hay en el recurso afecta las economías de los países y comunidades.

¿La minería también puede ser un factor?

Ese es otro problema independientemente del estrés hídrico. El tema con la minería, en general, es que los procesos y actividades, cuando es ilegal y muchas veces cuando es legal también, generan contaminación con químicos que afectan no solamente la calidad del agua, mermando la disponibilidad de agua para consumo humano, sino que también impactan los ecosistemas.

¿Ha habido avances en torno a las políticas públicas de regulación de recursos hídricos en la región Latinoamérica?

Sí, muchos. Aún quedan muchas dificultades por superar, pero la región, en gran parte, ha tomado conciencia sobre el valor del recurso hídrico y sobre los problemas que existen. Hay todavía muchas cosas por hacer, pero yo soy positiva por naturaleza y veo que sí, que las organizaciones en los diferentes países han asumido su responsabilidad, a diferente escala, y están planteando alternativas de solución y conservación viables. Por ejemplo, uno de los proyectos más importantes a nivel regional es la Iniciativa de Gobernanza del Agua, la cual plantea un enfoque muy interesante, resaltando la relevancia de la paridad de género en la gestión de recursos hídricos y saneamiento. Es muy importante que se tome en cuenta el papel clave de las mujeres en la conservación del agua, pues en distintas comunidades andinas, por ejemplo, este es un rol que vienen desempeñando desde hace varias décadas atrás.

¿Cree que las investigaciones académicas sobre el tema han impulsado este avance?

Por supuesto. La academia es una institución fundamental y sí, ha influido y sigue influyendo. No solamente en la formación de las nuevas generaciones y en la concientización, sino que se ha consolidado como la base de ese progreso, porque quienes toman las decisiones ahora fueron estudiantes hace unos años y, gracias a lecciones que ellos recibieron durante sus años académicos, han podido tomar mejores decisiones en sus experiencias profesionales. Yo soy una convencida de que lo que uno aprende en las universidades es importante y es mucho mejor si todo ese bagaje lo puede poner en práctica en favor de la mejora de la calidad de vida de las personas y su entorno.

Fuente: Punto Edu
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