¿Al borde del colapso?: El sobregiro ecológico y los límites planetarios exigen una acción global inmediata
Desde la década de 1970, la humanidad ha sobrepasado la biocapacidad del planeta, consumiendo recursos a un ritmo que excede su capacidad de regeneración. Actualmente, para sostener el nivel de consumo global, se requerirían 1.7 planetas.
El sobregiro ecológico es un concepto que nos aproxima a una comprensión más clara de los límites que hemos sobrepasado. Aunque no se trata de una métrica exacta, nos alerta sobre la magnitud del problema. Como explicó José Carlos Silva, profesor principal del Departamento de Economía e investigador del INTE-PUCP, esta deuda ecológica se refleja en múltiples aspectos, desde el cambio climático hasta la pérdida de biodiversidad, y está estrechamente vinculada a lo que los científicos denominan límites planetarios.
El concepto de límites planetarios identifica nueve procesos biofísicos fundamentales del sistema terrestre. Entre estos se encuentran, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el uso de agua dulce y la acidificación de los océanos, entre otros.
Seis de los nueve límites ya han sido sobrepasados, lo que pone en riesgo la capacidad del planeta para mantener la vida como la conocemos. Para información detallada sobre cada uno de estos puedes consultar el desglose elaborado por el INTE-PUCP a propósito del Día del Sobregiro Ecológico 2024, en este enlace.
Efectos del sobregiro
El sobregiro ecológico y la transgresión de los límites planetarios ya se reflejan en graves consecuencias ambientales y sociales a nivel global. La superación del límite del cambio climático, por ejemplo, ha provocado un incremento en la frecuencia y magnitud de fenómenos climáticos extremos, como las olas de calor intensas y la pérdida acelerada de glaciares, generando un aumento del nivel del mar que amenaza comunidades costeras.
La sobreexplotación del agua dulce impacta de manera crítica a ecosistemas acuáticos y a la agricultura, produciendo escasez de agua en regiones densamente pobladas. Además, la pérdida de biodiversidad, con tasas de extinción entre 100 y 1000 veces mayores a las tasas naturales, degrada la capacidad de los ecosistemas para proporcionar servicios vitales como la polinización y la purificación del aire y agua.
Hacia una transformación cultural, política y económica
El sobregiro ecológico y el colapso de los límites planetarios han puesto de manifiesto la urgencia de un cambio cultural y político. Según Silva, “la cuestión no es simplemente tecnológica; es una cuestión cultural, política y económica”.
Para enfrentar estos desafíos, es importante replantear la relación entre la humanidad y la naturaleza. Silva destaca que “es fundamental abandonar la noción de soluciones individuales y adoptar un enfoque colectivo que priorice los bienes comunes, los derechos humanos y los derechos de la naturaleza”. Este enfoque aboga por una integración de las diferentes dimensiones de la realidad, un cambio que requiere un giro significativo en nuestra forma de entender a la sociedad junto a otros aspectos.
Silva subraya la necesidad de una economía que no solo sea circular, sino que se integre en términos de “metabolismo social”, reconociendo que la producción y el consumo están intrínsecamente ligados a los límites físicos del planeta. En sus palabras, “la lógica económica debe transitar de una economía cerrada hacia una economía abierta que reconozca y comprenda estas interconexiones”. Esta transformación cultural implica superar la visión dualista que ha dominado la sociedad occidental, donde se separan conceptos como economía, naturaleza y sociedad. La integración de estos elementos en un único sistema es crucial para avanzar hacia un modelo económico y político más sostenible.