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09 de Agosto de 2023

Día de los Pueblos Indígenas: ¿cómo afecta la crisis ambiental a las comunidades del Perú?

Texto: Daniel Contreras Zuloaga

Esteban Morales, antropólogo y asesor de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) y José Coronado, miembro del equipo técnico de la Confederación Campesina del Perú, nos explican los efectos del cambio climático que, junto a la presencia de actividades extractivas y el asentamiento de colonos, ponen en peligro los recursos y medios de subsistencia de las comunidades indígenas y campesinas de la selva, sierra y costa peruanas.

Hoy conmemoramos el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Estas comunidades son particularmente vulnerables a los efectos de la crisis climática, sobretodo en  nuestro país, donde los eventos climatológicos extremos, las actividades extractivas y el asentamiento de colonos en la Amazonía hacen peligrar los recursos naturales de los que dependen tanto los pueblos indígenas y campesinos de la selva, sierra y costa peruanas. A su vez, ello representa una amenaza para su seguridad y soberanía alimentaria y económica. 

Amazonía vulnerable 

Para Esteban Morales, antropólogo y asesor de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), los problemas medioambientales y el cambio climático amenazan principalmente a los medios de producción de las comunidades indígenas de la selva peruana, que dependen de los recursos naturales para subsistir. 

“Por ejemplo, las lluvias torrenciales alteran el caudal de los ríos y las lagunas, lo que a su vez afecta la recolección de recursos como los huevos de taricaya”, señala Morales. “También afectan la pesca, pues las redes colocadas en el agua durante la temporada seca se vuelven ineficaces ante inundaciones repentinas”, añade. 

Según el antropólogo, tanto las sequías como las lluvias torrenciales causan la pérdida de los cultivos esenciales, pues las zonas agrícolas de la Amazonía suelen ser inundables. Esto es particularmente preocupante para las comunidades de la selva, donde la productividad del suelo es limitada.

Además, las olas de calor provocan la proliferación de zancudos que transmiten enfermedades tropicales, representando un riesgo para la salud de los habitantes.

Por otro lado, Morales explica que desde la pandemia se han acelerado los asentamientos por parte de colonos en la selva peruana, lo que amenaza el entorno de las comunidades nativas y contribuye a la deforestación.

“En muchos territorios indígenas existen grupos de colonos que desarrollan actividades de subsistencia así como actividades ilícitas, ya sea la minería ilegal o incluso el narcotráfico. Esto último ha puesto en peligro la integridad de varios líderes comunitarios en las regiones de Ucayali y Loreto”, asevera el antropólogo. 

Políticas desacertadas 

De acuerdo con Morales, otro factor que impulsa la deforestación del bosque amazónico es el enfoque erróneo del gobierno, que busca incrementar la población de la región con el objetivo de aumentar su productividad. Bajo esta postura, se promueven actividades como la agricultura, los monocultivos o la ganadería a pequeña y mediana escala, en vez de actividades sostenibles como la agricultura familiar.

“Algunos proyectos especiales de cuencas introducen ganado no tradicional. Este modelo es incompatible con las costumbres de las comunidades indígenas locales, que consiste en actividades como la caza, la pesca y la crianza de algunas especies pequeñas en corrales”, precisa el experto. 

Asimismo, Morales señala que a nivel regional se sigue considerando a la Amazonía como un lugar desconectado, pero el enfoque de inclusión prioriza la construcción de carreteras, en lugar de otras vías más acordes con la geografía local. “Promover una conexión amazónica, que mejore la articulación con los mercados y la accesibilidad para la población es importante, pero esta debería basarse en los ríos, que son las vías naturales de transporte en la región”, apunta el antropólogo. 

Por último, el especialista observa con preocupación que desde el Congreso se pretende modificar leyes, poniendo en peligro lo avanzado en gestión forestal y en relación a las áreas naturales protegidas. 

Sierra y costa amenazadas 

Por su parte, la Confederación Campesina del Perú (CCP) tiene una mayor presencia en las comunidades campesinas e indígenas de la sierra y la costa. De acuerdo con José Coronado, miembro del equipo técnico de la CCP, el cambio climático está impactando significativamente en los recursos naturales de las comunidades campesinas, como pastizales naturales, fuentes de agua, bosques y suelos. Esto se ve agravado por la presencia de actividades extractivas.

Otro problema importante que menciona Coronado es la pérdida de conocimientos ancestrales a lo largo del tiempo en las comunidades. “Como consecuencia de la pérdida de este valioso capital cultural, muchas prácticas sostenibles a nivel ambiental están desapareciendo”, lamenta el experto. 

Además, debido parcialmente a la crisis ambiental, las comunidades campesinas peruanas están perdiendo mucho capital humano, pues la juventud rural tiende a migrar hacia las ciudades en busca de oportunidades. 

Consecuencias del Niño

El Ciclón Yaku y el Fenómeno del Niño Costero han dejado lluvias torrenciales e inundaciones en la costa norte este año. Mientras tanto, la sierra sur se enfrenta a lo contrario: una sequía y déficit hídrico. Estos eventos climáticos han tenido consecuencias nefastas para las comunidades campesinas de estas regiones, explica Coronado. 

“En Tumbes, Piura, Lambayeque y parte de La Libertad, las familias que se dedican a producir alimentos como maíz, frijoles, frutas, mango y plátano han sido fuertemente impactadas por las inundaciones y han perdido sus cosechas, señala el experto.

En zonas surandinas, como Apurímac y Puno, la presencia de la sequía ha afectado cultivos típicos como el maíz, la papa, la quinua, la kiwicha y la cebada. Además, las heladas que han traído los friajes han afectado la crianza de especies como las alpacas, que han sufrido una alta mortandad. 

“La disponibilidad de estos recursos es crucial para la actividad productiva de las familias campesinas. Si no se cuida el agua, el suelo, los bosques y el ambiente en general será difícil llevar a cabo las actividades necesarias para alimentar a la mayoría de la población peruana”, advierte Coronado. 

¿Cómo salir de la crisis? 

Para Morales, un punto clave para reducir los riesgos y desafíos asociados al medio ambiente que afectan a las comunidades indígenas de la selva es empezar por reconocer su territorio, lo que implica asegurarse de que todas ellas cuenten con títulos de propiedad de acuerdo a su distribución geográfica actual. 

El experto también resalta la importancia de que los planes estratégicos que decidan implementar las autoridades convoquen a los pueblos indígenas y sus organizaciones para recoger sus aportes, los que a su vez deberían ser adoptados por los gobiernos regionales. 

“Esto incluye incorporar en los planes de desarrollo instrumentos de gestión comunitaria como los planes de vida de los pueblos, que históricamente han quedado desarticulados”, indica el antropólogo. “Es según estos planes que las comunidades deciden lo que harán en su territorio, como las actividades para desarrollarse económicamente y atender sus necesidades”, añade. 

Finalmente, Morales señala que es importante tomar en cuenta los saberes tradicionales de las comunidades indígenas en el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático. “Algunos insectos, por ejemplo, son indicativos de factores de cambio climático, como el aumento de lluvia o sequía, al igual que la presencia de aves en ciertas zonas. Incluir estos conocimientos es esencial”, concluye el especialista. 

Por su parte, la Confederación Campesina del Perú viene impulsando programas como Sierra Productiva. Esta iniciativa promueve actividades para incrementar la productividad de las familias campesinas de los Andes a través de tecnologías de riego, que permiten aprovechar el agua de forma más eficiente. El programa también promueve el uso del abono orgánico para mejorar el manejo del suelo. 

Estas iniciativas tienen un impacto positivo, sin embargo, Coronado lamenta que los gobiernos regionales no las incorporen más. “Carecemos de un enfoque unificado por parte de estos gobiernos para promover políticas de desarrollo de la agricultura familiar, y que fomenten la seguridad y la soberanía alimentaria”, lamenta el especialista. 

Como aspecto positivo, Coronado resalta que, tras numerosos esfuerzos, en 2020 el Ministerio del Ambiente reconoció oficialmente la Plataforma de Pueblos Indígenas frente al Cambio Climático. En articulación con el ministerio y la cooperación internacional, este grupo ha propuesto una serie de acciones para la mitigación y adaptación al cambio climático. 

Desde la perspectiva de la Academia, Deborah Delgado, Dra. en Desarrollo Internacional e investigadora del INTE-PUCP, señala que la producción científica cuenta con argumentos robustos sobre la eficacia de la protección que los pueblos indígenas amazónicos han ejercido sobre los bosques amazónicos hasta hoy.

“Mirando hacia los retos futuros, es importante que la academia ofrezca espacios de escucha activa a la perspectiva de los pueblos indígenas. Es junto a ellos que sabremos adaptarnos y trabajar para innovar y reducir los riesgos que conlleva un ambiente en profundo estrés”, destaca la investigadora.

 

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