Informe | Crisis de los glaciares en América Latina: una mirada de Norte a Sur
América Latina enfrenta años consecutivos de temperaturas cada vez más altas, lo que agrava la crisis de los glaciares en la región. La reciente desaparición del último glaciar en Venezuela no solo constituye un hecho histórico que resalta el avance alarmante del cambio climático en esta área geográfica, también sirve como advertencia sobre lo que inevitablemente sucederá en otros países del continente.
Venezuela: el primer país en perder todos sus glaciares
Venezuela ha marcado un triste hito al convertirse en el primer país del mundo en perder todos sus glaciares. A principios del siglo XX, la nación contaba con seis de estos cuerpos de hielo, cubriendo un área combinada de cinco kilómetros cuadrados. Sin embargo, en la actualidad, estos han menguado hasta convertirse en insignificantes fragmentos de hielo que ya no cumplen con los criterios para ser considerados glaciares. El último de ellos, La Corona, situado en el Pico Humboldt dentro del Parque Nacional Sierra Nevada, ha sido redefinido este 2024 como un campo de hielo debido a su dramática reducción en tamaño.
El panorama desalentador no se limita a Venezuela, sino que se extiende por toda América Latina. Actualmente, la región cuenta con alrededor de 30.000 kilómetros cuadrados de cobertura glaciar, la mayoría de los cuales se han visto afectados por los estragos del cambio climático y el consecuente aumento de las temperaturas. Así lo señala Fabian Drenkhan, geógrafo e investigador docente de Geografía y Medio Ambiente y miembro del INTE-PUCP.
De acuerdo con investigaciones expuestas en el último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), Colombia y Ecuador se perfilan como los siguientes países en perder sus glaciares después de Venezuela. Esta situación se debe a razones como la presencia de glaciares pequeños, la baja extensión altitudinal y ubicación de estos glaciares, y los efectos del calentamiento acelerado en la latitud ecuatorial.
Colombia
Aunque los glaciares en este país representan sólo el 0.16% de los glaciares sudamericanos, su reducción es alarmante. El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) señaló que, en las últimas cinco décadas, los glaciares han perdido entre un 3% y un 5% de su área glaciar cada año. Solo en la última década, la pérdida alcanzó el 26% del área glaciar, equivalente a 12.2 km².
Desde la década de 1950, el IDEAM ha registrado la desaparición de ocho glaciares adicionales en Colombia, lo que ha reducido el número original de catorce a solo seis debido a la crisis climática. El nevado Santa Isabel, uno de los pocos glaciares que aún permanecen, enfrenta la amenaza de desaparecer para el año 2028 debido al debilitamiento de su manto glaciar.
La rápida desaparición del glaciar Conejeras del Santa Isabel en 2023, cinco años antes de lo proyectado, refleja también la aceleración alarmante de este proceso. Si esta tendencia persiste, la pérdida de los glaciares colombianos tendrá un impacto significativo en la estructura y el funcionamiento del territorio.
Ecuador
Ecuador enfrenta una situación similar. Según datos proporcionados por el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), el aumento constante de la temperatura, proyectado en al menos 1.5 grados en los próximos 12 años, representa una amenaza directa para los siete glaciares del país: Antisana, Cayambe, Ilinizas (norte y sur), Cotopaxi, Chimborazo, El Altar y Carihuairazo.
En 1956, el Carihuairazo contaba con aproximadamente 330.000 metros cuadrados de hielo, pero en la actualidad solo quedan unos escasos 420 metros cuadrados. Este glaciar, situado en el flanco noroccidental de la Reserva del Chimborazo, desempeñaba un papel crucial en el suministro de agua para consumo humano y para la agricultura.
El especialista destaca que es de vital importancia centrarse en la preservación de los recursos hídricos, ya que los glaciares desempeñan un papel crucial como reservorios de agua dulce. Esto es especialmente relevante durante las épocas secas y en las regiones de mayor altitud, donde tienen un impacto significativo en la distribución del agua.
Esta importancia se vuelve aún más evidente ante la situación crítica de sequía que enfrenta Ecuador, donde las autoridades han empezado a implementar medidas de racionamiento de agua y electricidad debido a la crisis climática.
Perú
Perú alberga el 70% de los glaciares tropicales del mundo. Se estima que una gran parte de estos glaciares desaparecerá dentro de este siglo debido al calentamiento global.
El Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Inaigem) ha revelado que en los últimos 58 años se ha perdido más de la mitad de la cobertura glaciar registrada en 1962. En un lapso de apenas cuatro años, de 2016 a 2020, se han perdido 175 glaciares, esto equivale a aproximadamente 67 kilómetros cuadrados.
Datos respaldados por el Ministerio del Ambiente indican que la tendencia empeorará: se estima que nueve glaciares en el país desaparecerán en los próximos 20 años debido a los impactos del cambio climático. Lugares emblemáticos como el Parque Nacional de Huascarán ya han perdido el 15% de su masa glaciar desde el año 2000; Drenkhan calcula que podrían desaparecer por completo en unos cien años.
Bolivia
En Bolivia, la situación es igual de preocupante. Hasta finales de los años noventa, el glaciar Chacaltaya, que albergaba la estación de esquí más alta del mundo, era un atractivo para locales y turistas. Pero hace más de una década que todo el hielo ha desaparecido de esta montaña, poniendo de manifiesto los impactos del calentamiento global. Hoy en día, el Chacaltaya alberga un observatorio de cambio climático que actúa como testigo de los cambios ambientales.
Según datos del Instituto Boliviano de la Montaña (IBM), desde 1980 Bolivia ha perdido la mitad de sus glaciares debido al cambio climático. Los glaciares tropicales andinos, como Illimani, Sajama, Zongo, entre otros, están en riesgo de desaparecer debido a este fenómeno climático, representando una amenaza significativa para el suministro de agua y la estabilidad ambiental de la región.
Argentina
En la región de la Patagonia, especialmente en el Parque Nacional Los Glaciares de Argentina, los glaciares enfrentan una grave amenaza. El renombrado glaciar Perito Moreno, parte del campo de hielo sur, ha experimentado una considerable pérdida de masa, con una retracción de más de 700 metros desde el año 2020.
Investigadores del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla) explicaron al diario El País que, en los últimos años, este gigante glaciar ha comenzado a perder masa, al igual que otros glaciares en la región. Ejemplos de esto son el glaciar Upsala, el cual también experimenta procesos similares de retroceso y adelgazamiento. Los científicos han establecido una conexión directa entre este fenómeno de retroceso y el calentamiento global.
El desafío no se limita a la altitud, ya que también existe otro problema: la concentración de hollín, también conocido como carbono negro, proveniente de la quema de combustibles fósiles y otras actividades humanas. Estas partículas suspendidas generan un efecto contrario al de la reflexión de la luz en la nieve, y funcionan similar a un contaminante climático potente que acelera el derretimiento del hielo al absorber la luz solar y aumentar la temperatura.
Chile
Este es uno de los problemas persistentes en Chile, que cuenta con una considerable cantidad de glaciares. Según el último Inventario Público de Glaciares (IPG) de la Dirección General de Aguas, el país alberga más de 26 mil glaciares en todo el país.
La fusión de los glaciares en la región patagónica se ha acelerado debido al aumento de las temperaturas. Pero la amenaza también proviene de la expansión de la actividad minera en las montañas.
Un estudio realizado en 2022 por el Dr. Francisco Cereceda, profesor titular del Departamento de Química y director del Centro de Tecnologías Ambientales de la Universidad Técnica Federico Santa María (CETAM), reveló que la actividad minera es en gran medida responsable del derretimiento del glaciar Olivares Alfa, ubicado a 7 km de Los Bronces, en la Región Metropolitana.
Este derretimiento se debe a las emisiones de material particulado y carbono negro, que se depositan en las paredes del hielo y reducen su capacidad para reflejar el calor.
La desaparición de los glaciares en América Latina es un claro indicador del impacto devastador del cambio climático. Como resalta Fabian Drenkhan, la única manera de desacelerar este proceso es controlar las emisiones de gases de efecto invernadero. No obstante, incluso con medidas estrictas, los glaciares continuarán retrocediendo durante muchos años más debido a la inercia del sistema climático.
Actualmente, América Latina enfrenta un desafío complicado para monitorear los glaciares en el campo de manera directa. Las campañas de monitoreo son complejas y requieren especialistas, tiempo y presupuesto. Por ahora, gran parte del trabajo se realiza mediante sensores remotos y estimaciones de balance de masa glaciar geodésica.
Drenkhan sugiere comenzar a pensar en la transformación de paisajes, especialmente en áreas que quedarán como paisajes post-glaciares en los próximos años. Es crucial considerar aspectos turísticos, los valores culturales y espirituales locales, y la disponibilidad y calidad del agua en estas regiones.
“Es fundamental además explorar estrategias de adaptación viables, tales como algunas soluciones basadas en la naturaleza que se combinen con el conocimiento ancestral, como las cochas o microreservorios en el caso de Perú. Estas medidas de adaptación pueden ayudar a reducir los riesgos hídricos y otros impactos del retroceso glaciar para incrementar la seguridad hídrica y una gestión del agua más sostenible de las comunidades andinas y aguas abajo”, señala.