Opinión | Los desafíos de la gestión y conservación del agua en el Perú
Escrito por: Sofía Castro, Coordinadora de Relaciones Institucionales e Investigadora, INTE-PUCP.
El agua en el Perú es un recurso clave para el país, no solo por la gran riqueza hídrica que posee sino por ser un insumo estratégico para diversos sectores productivos. El Perú es el octavo país con mayor disponibilidad hídrica en el mundo; sin embargo, cuenta con una irregular distribución temporal y espacial del recurso. El 98% de la disponibilidad hídrica se encuentra en la vertiente del atlántico mientras que el 1,8% se encuentra en la vertiente del Pacífico.
La arquitectura institucional es particularmente compleja ya que los recursos hídricos tienen diversos usos (agrícola, urbano, industrial, turístico) y diferentes ámbitos (público, privado y comunal); de ahí que la gobernanza es un verdadero desafío para hacer frente a la complejidad de la gestión.
En los últimos años, enfrentamos múltiples desafíos ocasionados por un crecimiento desordenado en las ciudades, en las zonas periurbanas y rurales; crecimiento que viene acompañado también de una alta demanda y presión por el uso de los recursos, en especial, el agua para los diversos usos.
La variabilidad climática genera incertidumbre, degradación de los ecosistemas, daño económico y por supuesto daño humano. Recordemos que en noviembre del 2016, el Estado declaró emergencia hídrica ante falta de lluvias en el norte y sur del país y en el primer trimestre del 2017, en estas mismas regiones, incluyendo Lima se declara el Estado de Emergencia, por desastre a consecuencia de intensas lluvias producto del Fenómeno del Niño Costero, lo que ocasionó severos problemas, deslizamientos, derrumbes, huaycos ocasionando la perdida de viviendas, edificios públicos, infraestructura de riego, pérdida de cosechas, etc. y por lo tanto generando altos costos económicos.
Una pregunta clave es cómo logramos un nivel aceptable de riesgos en un contexto como el que vivimos actualmente, cuando la evidencia científica y las proyecciones estimadas sobre los escenarios climáticos nos señalan que el problema principal girará en torno a la escasez y al stress hídrico. Los ecosistemas, en particular los acuáticos se han visto deteriorados justamente por la alta demanda y presión sobre su uso. Todos estos problemas conllevan incertidumbre sobre la sostenibilidad del servicio de agua para los distintos usuarios del recurso.
Por lo tanto, gestionar y conservar adecuadamente el recurso hídrico se convierte en la principal medida de adaptación al cambio climático, no solo garantizando y mejorando su provisión sino también como medida de reducción del riesgo. En ese sentido, se viene realizando importantes esfuerzos en el país para implementar proyectos de conservación del agua, como el programa Sembramos agua de SEDAPAL, Fondo Sierra Azul de MINAGRI y Fabrica de Agua de MINAM.
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