Población venezolana migrante y refugiada en Perú es especialmente vulnerable a enfermedades sensibles al cambio climático, revela estudio del INTE-PUCP
- Texto: Daniel Contreras Zuloaga
La falta de acceso a servicios básicos, barreras burocráticas, xenofobia y discriminación, ponen a la población migrante y refugiada en nuestro país en riesgo frente a las enfermedades sensibles al clima como el dengue, según un estudio del INTE-PUCP para la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
La población migrante y refugiada proveniente de Venezuela en el Perú son especialmente vulnerables al cambio climático y las enfermedades ligadas a este, según ha revelado un estudio elaborado por el INTE-PUCP para la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de las Naciones Unidas, el cual fue presentado en el I Congreso Internacional de Investigación en Cambio Climático y Salud, realizado del 21 al 23 de agosto.
El estudio, elaborado por la investigadora Gabriela Salmón, ha encontrado que la falta de acceso a servicios básicos como el agua potable, las barreras burocráticas del sistema sanitario peruano y la xenofobia y discriminación institucional a la que se enfrentan la población refugiada y migrante, los pone en riesgo frente a enfermedades sensibles al clima, como el dengue y otras afecciones transmitidas por el agua y alimentos.
El trabajo de campo de la investigación se llevó a cabo en Piura, Lima Este y Lima Norte, entre diciembre pasado y febrero de este año, con la finalidad de comprender el desarrollo de las prácticas de promoción de la salud y prevención de estas enfermedades en la población refugiada y migrante.
Falta de acceso a la salud
“Hemos observado que muchos migrantes residen en áreas donde carecen de agua potable o acceso constante al agua en sus viviendas para beber y lavar sus alimentos, lo que dificulta la prevención de enfermedades. Al tener que almacenar agua, se corre el riesgo de que se formen criaderos de mosquitos cerca o dentro de sus propias casas”, explica la investigadora Gabriela Salmón.
Además, varios de los entrevistados para el estudio mencionaron que la situación es aún más precaria para la población refugiada y migrante en tránsito. “Estas personas duermen a menudo a la intemperie, lo que los expone a los vectores que transmiten enfermedades sensibles al clima”, señala Salmón.
Por otro lado, la población migrante y refugiada en nuestro país se enfrentan a diversos obstáculos para recibir atención médica, relacionados al costo de los trámites, documentación requerida, casos de xenofobia y discriminación en los centros de salud y falta de diagnósticos previos en el caso de enfermedades crónicas.
Según estadísticas del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), un 73% del más de millón de migrantes venezolanos en el Perú no cuenta con un seguro de salud. De acuerdo a datos recogidos en una encuesta, un 55,8% afirma no tener cubiertas sus necesidades de acceso a la salud.
“Mientras que el acceso a la atención sanitaria sea difícil, algunos migrantes optarán por no acudir a un establecimiento de salud cuando tienen fiebre u otros síntomas de enfermedades como el dengue. Además, pueden perderse información importante sobre cómo identificar los síntomas del dengue grave”, afirma Salmón.
Esto es crítico, enfatiza la investigadora, puesto que es probable que aquellos migrantes que no reciban atención preventiva en el nivel primario deban recurrir a emergencias en el futuro, aumentando la presión sobre el sistema sanitario.
Otro descubrimiento del estudio es que aunque las personas refugiadas y migrantes venezolanas tienen conocimiento sobre enfermedades como el dengue, no siempre las relacionan con los lugares donde viven, al no ver vegetación abundante o lluvias fuertes asociadas a este tipo de enfermedades en su país de origen.
Desconocimiento sobre el cambio climático
A nivel de la población general, el estudio halló que las enfermedades que generan mayor preocupación son las afecciones respiratorias, las crónicas y la salud mental.
“Aunque tradicionalmente estas no se consideraban sensibles al clima, hoy se sabe que las enfermedades respiratorias y cardiovasculares se ven afectadas por los aumentos de temperatura y la contaminación. Además, cada vez se reconoce más cómo la vulnerabilidad al cambio climático genera ansiedad en las personas”, dice Salmón.
Sin embargo, la investigación también encontró que existe una amplia desinformación sobre el cambio climático y sus causas entre la sociedad civil, las asociaciones de inmigrantes, las autoridades de salud y las autoridades locales.
“Las personas lo asocian a cambios estacionales, variaciones en el clima diario, la contaminación o a la gestión de residuos”, indica Salmón. Por este motivo, tampoco se comprenden bien las enfermedades sensibles al clima y sus riesgos.
“Incluso aquellos que saben algo al respecto, lo perciben como algo lejano o como responsabilidad de otros, en lugar de reconocerlo como una emergencia climática que requiere atención inmediata”, lamenta la investigadora.
Esto dificulta la implementación de los planes y estrategias de adaptación al cambio climático que se han venido desarrollando, advierte Salmón. “Su éxito depende de la comprensión y colaboración de la población, la sociedad civil y las autoridades locales para llevar a cabo las acciones que sean necesarias”, precisa.
De acuerdo con la investigadora, es importante que tanto las autoridades como la sociedad civil comprendan la conexión entre el cambio climático y las enfermedades sensibles al clima. “Además del incremento de temperaturas, fenómenos como El Niño y las inundaciones también facilitan la propagación de estas enfermedades al interrumpir el suministro de agua y el saneamiento”, apunta.
Tareas pendientes
Como recomendaciones, el estudio sugiere fortalecer las capacidades del personal de salud y los gobiernos locales para realizar acciones preventivas y que visibilicen las enfermedades relacionadas con el clima, involucrando activamente a la sociedad civil. Asimismo, resalta la necesidad de tomar medidas contra la discriminación hacia la población migrante y refugiada, así como ampliar la cobertura de atención sanitaria y servicios básicos, como el agua potable.
“En particular, los servicios de atención primaria de salud pueden jugar un rol muy importante en la prevención de enfermedades sensibles al clima, de la mano con las autoridades locales”, destaca Salmón. “Sin embargo, muchos de estos establecimientos sufren de una falta de recursos para su infraestructura. Hay varias postas médicas sin agua que atienden a la población de acogida y migrante”, añade.
Aun así, la investigadora resalta que existen iniciativas locales positivas, que involucran a las autoridades y los centros de salud de primer nivel de atención en actividades de prevención de enfermedades transmitidas por vectores en el caso de Piura, y que buscan reconocer a las familias establecidas en zonas de Lima Este, lo cual facilita llevar a cabo acciones de adaptación con un enfoque territorial.
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- Mira el video de la sesión del I Congreso Internacional de Investigación en Cambio Climático y Salud.