La reconstrucción de la insostenibilidad
Escrito por: Alexandra Carlier, Grupo Interculturalidad y Ambiente, INTE-PUCP
Me han dicho varias veces que no es el tiempo de las críticas pues estamos en emergencias. Lo entiendo y lo respeto. Esta nota no pretende ser una crítica. Solo quiero tomar unos minutos para reflexionar sobre discursos que leí en redes sociales y que escuché salir de la boca de amigos y colegas: como si estuviésemos de vuelta a los años sesenta y setenta, los ingenieros -sean peruanos o extranjeros-, son las únicas personas que tienen la capacidad de reconstruir el país.
Bajo este discurso, los ingenieros (civiles, agrícolas, ambientales, etc.) y los zares del desarrollo urbano y rural, estarían en posesión de recetas mágicas caracterizadas por el desarrollo y la implementación de eficientes infraestructuras grises y ahora también verdes.
Hoy abundan discursos pro-ingenieriles que en su mayor parte, no son formulados por los mismos interesados o afectados; sino por personas de distintas disciplinas que parecen idealizar a los ingenieros, considerándolas como los fieles herederos de un ingenio ingenieril ancestral.
Me quedo perpleja frente a tal mitificación pues no solo desconoce el hecho de que distintas obras de ingeniería no cumplieron con sus objetivos. Además, me pregunto de qué habrán servido el financiamiento de tantos proyectos supuestamente interdisciplinarios -vinculados a medidas de adaptaciones al cambio climático, a la gestión de riesgo de desastre o a la gestión de los recursos hídricos-, promovidos desde el ámbito académico, la sociedad civil, y el sector público y privado. ¿Hasta qué punto la interdisciplinaridad y su necesidad -aclamada y reivindicada para desarrollar cualquier tipo de gestión eficiente-, fueron realmente entendidas e integradas por los miembros de esos equipos que hoy ven en los desastres, la posibilidad de ver a las ingenierías como la esperanza de la reconstrucción?
Ahora, frente a las emergencias ¿dónde quedan las otras disciplinas? Donde están los abogados, los politólogos, los sociólogos, los antropólogos, los geógrafos, para citar a algunas otras disciplinas que también pueden y deben contribuir? ¿Es que acaso volvimos a desaparecer en desfavor de las ingenierías? Estas interrogantes ameritan una reflexión profunda sobre nuestra coyuntura y no puedo contestarlas en esta breve nota. Solamente sostendré, como preámbulo, que no estoy de acuerdo de hablar de “voces autorizadas” para tratar un tema que nos afecta a todos como país y como seres humanos.
Amigos míos ingenieros, espero que no tomarán mal mis palabras; y digo esto porque no quisiera que se vuelvan a abrir las abismales que dificultaron un dialogo interdisciplinario e intercultural que durante años, hizo falta al Perú. En este sentido, termino mi carta sosteniendo que no fomentar la interdisciplinariedad, en momentos como este, va en contra de un lema tan publicitado y necesario “unasolafuerza”.
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