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11 de Agosto de 2023

Ahogándose en contaminación: ¿Por qué es tan mala la calidad del aire en Lima y cómo puede mejorar?

  • Texto: Daniel Contreras Zuloaga

La pobre calidad del aire en Lima le resta 4,7 años de esperanza de vida a los habitantes de la capital peruana, según un informe del Instituto EPIC de Chicago. Un parque automotor obsoleto, la concentración de actividades industriales, factores climáticos y la falta de fiscalización y estudios por parte de las autoridades, contribuyen a este problema, según explica el investigador y docente del Departamento de Ingeniería e investigador del INTE-PUCP Luis Chirinos. 

Respirar aire limpio y puro en Lima Metropolitana suele ser la excepción y no la regla. Según el ránking de la empresa suiza IQAir, Lima es la capital sudamericana con la segunda peor calidad de aire, muy cerca de Santiago de Chile. Además, el distrito de San Juan de Lurigancho encabeza la lista como el lugar más contaminado de la región.

Factores humanos y naturales

De acuerdo con Luis Chirinos García, doctor en Ciencias Ambientales e investigador del INTE-PUCP, existen dos factores principales que contribuyen a la contaminación atmosférica en Lima. Por un lado, se encuentran las fuentes de contaminación en sí, como el transporte y las industrias, y, por otro, las condiciones climáticas que concentran o dispersan la contaminación. 

En el caso de Lima Metropolitana, el sector del transporte contribuye más que ningún otro a la mala calidad de aire en la ciudad, pues consume una gran cantidad de combustibles fósiles. Esto se debe a la antigüedad del parque automotor limeño, especialmente del transporte público, explica Chirinos. “Las extensiones que permiten que los vehículos antiguos se mantengan en circulación durante más años agravan el problema”, indica. 

En menor medida, el ámbito industrial de la capital también es una fuente significativa de contaminación. Este sector a menudo carece de una fiscalización adecuada, afirma el investigador.

Según datos del Banco Mundial, el 79,6% del consumo de energía en Perú procede de combustibles fósiles, con una tendencia al alza. “Esto incluye el gas natural, que es un combustible fósil gaseoso utilizado en muchas de nuestras plantas y en el transporte. Gran parte de este consumo ocurre en Lima Metropolitana”, señala Chirinos. 

A nivel natural, un factor clave son los patrones de vientos en el área de Lima Metropolitana. Estos vientos suelen provenir del mar en dirección oeste o suroeste y trasladan la contaminación hacia la parte alta de Carabayllo y gran parte de Lima Este, zonas particularmente afectadas por la mala calidad del aire.

“El Callao, por ejemplo, goza de una calidad de aire relativamente buena cuando los patrones de transporte lo permiten debido a su excelente ventilación, pese a su alta actividad industrial. Al ubicarse en una zona costera, cuenta con ventilación desde el mar hacia el continente”, precisa. 

Además, gran parte de Lima Metropolitana se ubica sobre terreno desértico. La aridez y la carencia de vegetación facilitan que las corrientes de aire levanten partículas contaminantes. La falta de precipitaciones tampoco ayuda. Cuando llueve, el aire se limpia. El agua actúa como solvente, y, en otros casos, arrastra a los contaminantes insolubles. En cambio, cuando no llueve estos quedan suspendidos en el aire o sobre el suelo, explica Chirinos. 

La variación estacional también influye en la calidad del aire en Lima. “En invierno, los patrones de transporte de los contaminantes abarcan un área más amplia debido a las mayores velocidades del viento, que desplazan más las partículas y reducen su concentración por metro cúbico. En verano, los patrones de vientos disminuyen en intensidad y cambian de dirección, por lo que estas se quedan estacionadas”, apunta el investigador.  

Impacto grave en la salud 

Los efectos de la pobre calidad del aire en Lima sobre la salud de su población son más que evidentes. Según un informe del Instituto de Políticas Energéticas de la Universidad de Chicago (EPIC), los residentes de la capital ven reducida su expectativa de vida en 4,7 años debido a esta problemática. 

La contaminación atmosférica, y en concreto las partículas, propician infecciones respiratorias, irritación de la garganta, tos, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y cáncer de pulmón. “Además del impacto sanitario, esto afecta negativamente la productividad de la población económicamente activa”, advierte Chirinos.

Asimismo, la contaminación perjudica particularmente a los grupos de población vulnerable, como adultos mayores, niños, personas asmáticas y personas con cardiopatías o enfermedades pulmonares, poniendo presión adicional en el ya frágil sistema de salud. En ese sentido, el especialista resalta que un hábito recomendable sería el uso de mascarillas al aire libre, como se hace en China y otras partes de Asia. 

¿Cómo combatir la contaminación atmosférica? 

Actualmente, el gobierno peruano implementa políticas basadas en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y entidades como la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA). Estas van acompañadas de procesos de fiscalización para garantizar el cumplimiento de los Límites Máximos Permisibles (LMP) y los Estándares de Calidad Ambiental (ECAs) que establece el Ministerio del Ambiente en relación con la calidad del aire.

Sin embargo, para Chirinos estos esfuerzos resultan insuficientes, puesto que aún queda mucho trabajo por hacer para identificar más claramente las fuentes de contaminación y conocer mejor los patrones climáticos y atmosféricos que influyen en cómo esta se transporta y dispersa en Lima. De acuerdo con el experto, es fundamental que las autoridades comprendan este comportamiento para establecer estándares de calidad del aire en zonas habitadas, orientar el desarrollo de actividades humanas y planificar el crecimiento futuro de la ciudad. 

Para lograr todo ello, se podría aprender de otras ciudades latinoamericanas como Ciudad de México o Santiago, destaca Chirinos. “En estas ciudades se tiene la capacidad de predecir ciertos eventos atmosféricos y tomar decisiones como limitar la operación del transporte privado. Las autoridades también deberían implementar un programa de seguimiento para evaluar y caracterizar la calidad del aire de manera más rigurosa, lo que serviría para declarar emergencias en áreas específicas de la ciudad”, señala. 

Otros ejemplos positivos de ciudades que han tomado medidas para mejorar su calidad de aire incluyen Bogotá, que ha avanzado en electrificar su transporte y promover el uso de bicicletas, Seúl, que ha eliminado los autos diésel del transporte público y Acra (Ghana), que ha limitado la quema de desechos para la cocción de alimentos.

Chirinos resalta que las autoridades de estas ciudades han establecido asociaciones con instituciones especializadas en temas ambientales y han implementado legislación acorde con sus necesidades de reducción de la contaminación. “De la misma manera, en el caso de Lima se deberían considerar medidas específicas que se ajusten a nuestra realidad”, afirma. 

Asimismo, el experto indica que el gobierno debería fomentar el desarrollo de tecnologías amigables con el medio ambiente y alentar su adopción por parte de los ciudadanos, en el marco de una transición hacia una economía baja en carbono. “Ello debe ser acompañado de una legislación ambiental dinámica, que pueda adaptarse para disminuir gradualmente los límites máximos permitidos en periodos de tiempo definidos según las metas ambientales”, puntualiza. 

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1 comentario
Leticia - hace 6 meses
Completamente de acuerdo con la exposición del experto Chirinos, estamos viviendo un tiempo demasiado preocupante en cuanto a la contaminación del aire, como una persona de 66 años he notado que durante mi vida poco o nada han hecho los encargados por implementar una legislación ambiental dinámica, tampoco han implementado proyectos de tecnologías amigables ambientales y peor aún no hubo estrategias de como la ciudadanía puede actuar frente a la contaminación. Soy una ciudadana de la ciudad de Puno, me preocupa mucho esta realidad que futuro les espera a las generaciones que viene, es hora de que el Ministerio de Ambiente considere este tema. en su agenda como prioridad.