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24 de Julio de 2023

José Carlos Orihuela: “El litio en Puno es una oportunidad para poner las energías renovables en la agenda pública nacional”

Texto: Daniel Contreras Zuloaga

La región del Altiplano peruano, fronteriza con el Triángulo del Litio, tiene el potencial de convertirse en un nodo clave para la transición energética mundial. En esta entrevista, el investigador del INTE-PUCP, José Carlos Orihuela, resalta la importancia de reforzar la institucionalidad ambiental para que este recurso no se convierta en una fuente más de conflictos sociales.  

En los últimos años, el litio ha aparecido en el mapa global como un mineral estratégico debido a su uso en la manufactura de baterías para vehículos eléctricos, celulares, computadoras portátiles y cámaras digitales. En un contexto donde las grandes economías y potencias se han planteado como ambiciosa meta abandonar los combustibles fósiles hacia energías renovables, estas luchan por asegurar este recurso para sí mismas. Según el Banco Mundial, se necesitarán cinco veces más litio del que se extrae actualmente para cumplir los objetivos climáticos globales para el 2050.

El llamado ‘Triángulo del Litio’, una región que concentra más del 85% de las reservas de este mineral y abarca Bolivia, Chile y Argentina, se ha vuelto entonces una región estratégica a nivel geopolítico y geoeconómico. Puno, región fronteriza con este triángulo, también cuenta con importantes yacimientos de este mineral. José Carlos Orihuela, investigador del INTE-PUCP, publicó hace poco un estudio que explora las oportunidades y desafíos para esta región, que tiene el potencial de convertirse en un nodo clave para la cadena de suministro de las baterías eléctricas. 

¿Cuál es la importancia del litio para la nueva economía global, y por qué Puno se encuentra en una posición estratégica en este contexto?

Se está produciendo un cambio tecnológico a escala mundial, y nos estamos moviendo de una economía basada en combustibles fósiles hacia una economía basada en energías renovables. Estamos entrando en la era de las baterías. Dado esto, el litio se convierte en uno de los metales más importantes para esta nueva tecnología energética. Es por eso que hay mucha expectativa y proyección en cuanto al precio del litio y su valor económico. Puno se encuentra cerca del Triángulo de Litio, que es una zona en la que se concentran los tres países con las mayores reservas de litio en el mundo: Argentina, Chile y Bolivia. Además, es una región considerada periférica dentro de Perú, si consideramos a Lima como el centro de un sistema económico-político. Entonces, el tema del litio tiene una gran significancia política allí, similar a la importancia que puede tener en Bolivia, un país andino vecino íntimamente ligado al Perú, pero de menor tamaño en términos económicos. En el Perú siempre ha existido una dinámica de regiones que poseen recursos y un centro que experimenta un crecimiento donde se concentra el desarrollo económico y de servicios públicos. 

Personalmente, lo veo más como un problema que como una oportunidad, porque el litio es un recurso incierto en varios aspectos. En primer lugar, nadie puede predecir cuánto tiempo durará este ciclo. No sabemos cuán estratégico será el litio ni cuánto se destacará en la nueva economía. Es posible que aparezca otro metal o que se invente una tecnología sintética alternativa. Hay una promesa que generará motivaciones políticas y proyectos políticos, y es fácil hacer demagogia con el tema. Sin institucionalidad y sin capacidad estatal para emprender proyectos públicos razonables, estas cosas tienden a terminar en pesadillas políticas con proyectos que son impulsados por quienes están temporalmente en el poder y que rápidamente caen en dinámicas clientelares o corruptas. Por otro lado, en Puno el litio se encuentra mezclado con uranio, lo cual plantea una dimensión de seguridad tanto en términos de armas como de complicaciones ambientales. 

Los tres países que conforman el Triángulo del Litio han adoptado enfoques diferentes para manejar este recurso. ¿Cuáles crees que deberían ser las lecciones que Perú puede aprender de las experiencias de estos países? 

Aunque haya momentos en los que se difundan ideas, paradigmas o prácticas que se pueden seguir, esto tiende a chocar con la realidad doméstica de cómo las cosas se hacen en un país específico, en este caso, Perú. Siempre habrá una interacción y una adaptación de esas ideas y paradigmas al contexto local.

Esto puede ser una mala noticia para el Perú, ya que nuestra práctica pública es relativamente pobre en comparación con otros países donde hay más desarrollo del debate público y una mayor capacidad estatal. Por ejemplo, en el caso de Chile, se considera un país de libre mercado, pero cuenta con un aparato estatal sólido. Bolivia, por otro lado, tiene una tradición más nacionalista, pero eso ha sido parte de un proceso económico-político distinto. En ambos casos, existe un aparato público establecido que precede a la aparición del litio. Una vez que el litio surge, estos actores nuevos pueden aprovecharse de la institucionalidad existente y utilizarla como herramientas para cambiar las reglas de juego y adoptar un enfoque más intervencionista. Tienen la ventaja de contar con un aparato público que les brinda legitimidad y les permite seguir un rumbo planificado. Sin embargo, en el caso de Perú, esto es más difícil debido a la falta de institucionalidad preexistente.

Además, el deterioro político del país lo hace más complicado. Por lo tanto, lo que surja debe tener un enfoque regional. No puede ser una toma de decisiones de expertos desde Lima y debe tener legitimidad social y política en Puno. Sin embargo, si solo se limita a las decisiones a corto plazo de los actores políticos, es probable que se ignoren rápidamente temas de largo alcance, como los ambientales y estratégicos a nivel geopolítico. Si la discusión sólo gira en torno a cómo repartir mejor los beneficios, se perderá de vista el panorama general. Es ahí donde se necesita una institucionalidad que tenga una visión a largo plazo y que garantice el medio ambiente y la seguridad. Además, es necesario contar con la autoridad técnica y científica que pueda señalar cuando algo es demasiado riesgoso y no vale la pena llevarlo a cabo.

Actualmente, son principalmente las economías de los países desarrollados las que están invirtiendo en energías renovables, aunque China también ha estado haciendo importantes inversiones en este ámbito. En Perú, tal vez nos hemos quedado rezagados en este sentido. ¿Crees que tener la ventaja de contar con este recurso nos podría ayudar a realizar nuestra propia transición energética?

La cuestión no es solo el litio en sí, sino el litio como parte de una matriz energética. ¿Cómo podríamos replantear esa matriz? En países que no tienen tantos recursos hídricos y con una mayor continuidad en sus políticas públicas, se ha estado trabajando en otras fuentes de energía renovable, como la solar. En cambio, Perú cuenta con una gran cantidad de recursos hidráulicos, lo que representa una oportunidad. Sin embargo, a nivel local no ha habido una política pública más allá de la simple extracción y exportación de recursos. No se ha prestado mucha atención a repensar nuestra matriz energética, simplemente no está en la agenda pública. Entonces, el litio podría ser una oportunidad para politizar, en el buen sentido, esta cuestión y llevar la discusión sobre la transición energética y la obtención de energía en nuestro país, al ámbito público. También se podría discutir cómo exportamos esta energía y cuál será su futuro. Ahora, esto no debe limitarse al litio. Hay que ampliar el enfoque hacia la política energética en general y cómo podemos hacer para tener una energía más verde, si bien todas las actividades extractivas tienen impactos en los ecosistemas locales.

¿Cuáles son los estándares ambientales que deberían cumplirse para la extracción de litio? ¿Cómo garantizar que esta industria sea transparente en esos términos?

La débil institucionalidad reguladora en materia ambiental es la base sobre la cual se desarrollarían estos proyectos. Es todo un desafío. Si se ve de manera positiva, podría ser una oportunidad para hacer las cosas correctamente y  llevar a cabo estudios comprensivos que no estén sesgados a favor de la empresa. Muchas veces, el tema del impacto ambiental se reduce a un mero trámite, a un sello de aprobación. Se necesita una regulación independiente con expertos que puedan realizar estudios de manera tecnocientífica, profesional y transparente. En la práctica, a menudo las decisiones se toman de forma poco transparente y recién, si algo sale mal, se intenta remediar. Pero esto no funciona así, especialmente cuando se trata de uranio. No se puede simplemente decir que si algo se ensucia, se limpia.

Puno es una región relativamente pobre en comparación con otras del país, y existe un descontento social hacia el gobierno central. Ahora que el litio está emergiendo como un recurso importante, ¿qué recomendarías para evitar que su aprovechamiento genere más conflictos sociales en lugar de contribuir a la estabilidad social?

Todos los caminos pasan por la deliberación. Esta debe tener lugar a nivel de la sociedad civil, la sociedad política y el aparato estatal, de manera que las decisiones adopten un carácter de política de Estado en un sentido amplio y nacional. Lamentablemente, este tipo de discusión no es común en el Perú, al contrario, es la excepción a la regla. Más bien, se colocan rápidamente etiquetas a las personas como «anti minero». Bajo esa lógica, no hay posibilidad de diálogo. Sin embargo, no es que quienes protestan porque viven cerca de la minería sean «anti mineros». Muchas veces, las protestas son «pro mineras» o «extractivistas», en el sentido de que se trata más de negociar y de una lógica redistributiva, que de un enfoque estrictamente ambiental.

Es políticamente complejo, porque existe la demanda de desarrollo y se tiene este recurso. Entonces, es muy fácil articular discursos políticos de diferentes colores para argumentar que sí o sí se debe extraer el recurso rápidamente porque si no se extrae ahora lo hará el siguiente. 

Parece que gran parte del debate se ha centrado en torno al nacionalismo económico, donde algunos abogan por la nacionalización del recurso mientras que otros favorecen un enfoque más flexible y de libre mercado. ¿Dónde debería ubicarse Perú en este espectro? 

El punto medio no necesariamente es el adecuado, pero definitivamente ninguno de los extremos es el camino a seguir. No se trata de elegir entre un libre mercado absoluto en el que simplemente se otorga el derecho de extracción para que los actores privados decidan, o una planificación central, donde el Estado decide todo y está presente en todos los momentos de la cadena de producción, incluyendo la industrialización. Es importante reconocer que el litio es un mineral estratégico en medio de una transición energética, y eso implica considerar tanto las oportunidades como los costos asociados. No se puede tratar como una mercancía más. Esta lógica elimina, en mi opinión, el enfoque adoptado inicialmente por Argentina, que trató de extraer y exportar el litio como si fuera una mercancía común. Creo que esta noción es equivocada. 

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