El agua en el centro de las crisis y de las oportunidades
En el marco del Día Mundial del Agua que se celebra hoy 22 de marzo, la economista Sofia Castro Salvador, investigadora del INTE-PUCP y del Grupo de Estudios en Ambiente y Sociedad (GEAS-PUCP), comparte sus reflexiones a propósito de esta fecha tan significativa.
El 22 de marzo de cada año se celebra el Día Mundial del Agua. Un día no solo para celebrar sino para reflexionar acerca del valor que representa para la humanidad, ya que es un recurso vital para muchas dimensiones del bienestar humano y de los ecosistemas, pero enfrenta a su vez diversas amenazas. Este año, UN-Water ha elegido resaltar los diversos valores que se le atribuyen al agua: el valor social, cultural, ambiental y económico.
En el Perú, de acuerdo a las estadísticas del INEI1 (2020) aproximadamente, el 90% de la población del país accede al agua para consumo humano a través de la red pública y de estos el 54% consume agua con algún nivel de cloro, es decir, alrededor de 16 millones de peruanos acceden a agua de “cierta calidad”. Por otro lado, el 10% restante (3 millones aproximadamente) acceden al agua a través de camión-cisterna, pozo, río, acequia, manantial y otras fuentes. Si observamos las cifras por área de residencia, se evidencia que la brecha se amplía en el área rural, donde solo el 76% de su población tiene acceso al agua.
En el contexto actual de crisis sanitaria (por Covid-19), el agua adquiere un valor incalculable ya que es una de las principales defensas para enfrentar el virus. Pero nos preguntamos ¿Qué pasa con aquellas poblaciones que no tienen acceso al agua? y ¿Qué se puede hacer para reducir la brecha en agua y saneamiento? Son preguntas que la ciencia, la innovación y la voluntad política pueden responder.
La crisis ambiental global también nos desafía en el corto y mediano plazo. El cambio climático y la variabilidad climática están cambiando los patrones de disponibilidad de agua. Por un lado, provoca inundaciones y en otro, sequías y desertificación. El rápido crecimiento de la población mundial y en particular la urbana, genera una gran presión sobre el recurso y también el crecimiento de la demanda de la agricultura y la industria. El deterioro de los ecosistemas hídricos y los servicios que se pierden por ello como la regulación hídrica, el control de la erosión, la disminución en la calidad del agua que reciben las poblaciones y las empresas prestadoras de agua y saneamiento, entre otros… ¿Qué podemos hacer para enfrentar estos desafíos?
Nunca antes la ciencia se mostró tan evidente y tan cercana en nuestras vidas, como lo es ahora. La necesidad de contar con evidencias científicas para la toma de decisiones. Crisis, como las pandemias, nos paraliza, pero también son catalizadoras de cambio. Como señala Marcos Cueto en su libro: El regreso de las epidemias: Salud y sociedad en el Perú del siglo XX (2000), son oportunidades de cambio y de superación de los individuos y de las sociedades. La crisis sanitaria nos ha revelado las grandes desigualdades y problemas estructurales que como país no se han resuelto, es más nos deja muchas más tareas pendientes por resolver debido al aumento de las desigualdades y de las vulnerabilidades. Pero también representa una oportunidad para que la academia siga investigando, para que los tomadores de decisiones basen las políticas en evidencia científica, es la oportunidad para articular mejor las políticas públicas y de diseñar políticas diferenciadas de acuerdo al territorio y es la oportunidad también para entender las diversas valoraciones del agua para los pueblos nativos y campesinos.
1 Informe técnico “Perú: Formas de Acceso al Agua y Saneamiento Básico”: https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/boletines/boletin_agua_junio2020.pdf
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