Movilidad sostenible: ¿Qué desafíos y problemas enfrenta Lima Metropolitana?
- Texto: Daniel Contreras Zuloaga
Un sistema de transporte público deficiente, congestión vehicular e insuficiente infraestructura, hacen difícil la movilidad sostenible en la capital peruana. Según José Carlos Silva, investigador del INTE-PUCP, las autoridades deben dejar atrás su visión auto-céntrica y enfocarse en la factibilidad ecológica, la viabilidad económica y el ofrecimiento de un transporte público atractivo para los usuarios.
La Semana de la Movilidad Sostenible se celebra con el fin de sensibilizar a la población sobre los beneficios del transporte público, la bicicleta y el caminar a la salud pública y el medio ambiente. Sin embargo, la capital peruana se enfrenta a serios problemas en este ámbito, vinculados a un sistema de transporte público deficiente, la congestión vehicular producto del creciente parque automotor y la falta de infraestructura amigable para ciclistas.
Adiós al auto particular
De acuerdo con el investigador del INTE-PUCP y experto en sostenibilidad ambiental José Carlos Silva Macher, es necesario repensar la cultura centrada en el vehículo particular que hoy en día prevalece en Lima para pasar a una visión que priorice el transporte público.
“La clave es ofrecer un transporte público de muy buena calidad, que resulte atractivo para quienes conducen automóvil, pues hoy en día a menudo es de muy baja calidad. Si reemplazamos los autos particulares en las calles y avenidas por autobuses, el ahorro en espacio sería gigantesco”, afirma Silva.
Lamentablemente, el investigador señala que a nivel institucional no existen incentivos para que los actores relevantes ofrezcan un servicio de calidad, como el hecho de que empresas privadas puedan adquirir el derecho de operar sobre ciertas rutas en lugar de competir en un mercado abierto, lo que podría llevar a un monopolio o a un control excesivo por parte de intereses privados.
El transporte público ha sido identificado como el segundo problema que más afecta la calidad de vida de los ciudadanos de Lima. De acuerdo al observatorio ciudadano Lima Como Vamos, tan sólo el 23.9% de limeños se desplaza en 15 minutos o menos a su centro de trabajo o estudios.
Pese a contar con más de 11 millones de habitantes, el área metropolitana de Lima-Callao solo cuenta con una línea de metro y un corredor de autobús de transporte rápido (Metropolitano).
Además, opciones de transporte público formal y moderno como el sistema de corredores complementarios se enfrentan a diversos problemas, incluyendo una operación limitada de su flota y la competencia desleal de las combis y autos colectivos. Según cifras del 2019 de la ATU, recogidas por Lima Como Vamos, solo un 6.7% de limeños se moviliza en metro, Metropolitano o corredores.
La construcción de la Línea 2 del Metro de Lima, que unirá Ate con el Callao, inició a principios de 2014. Sin embargo, casi una década más tarde aún no entra en funcionamiento, debido a retrasos relacionados con disputas sobre terrenos, interferencias de otras obras y desacuerdos entre las entidades involucradas, como el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) y la Autoridad de Transporte Urbano (ATU).
Criterio de sostenibilidad
Si bien destaca que mejorar el transporte público para los ciudadanos es esencial, Silva Macher indica que también se debería considerar desincentivar directamente el uso de autos privados. “La mayoría de las personas ya se desplaza en transporte público, pero el 15% que utiliza vehículos particulares congestiona las vías. El automóvil contribuye a que los motoristas se aislen de la ciudad y a que no se aprovechen los espacios públicos”, enfatiza el experto.
Por ejemplo, el investigador sugiere que las autoridades podrían plantearse implementar una regulación que obligue a la publicidad de automóviles a mostrar los efectos adversos que tienen sobre el medio ambiente y el cambio climático, de manera similar a lo que ya existe con los cigarrillos.
Asimismo, el investigador del INTE-PUCP recomienda que para alentar el uso de bicicletas las autoridades se enfoquen en construir un ecosistema urbano seguro para los ciclistas, lo que implica expandir la red de ciclovías y separarlas del tráfico con barreras físicas, mejorar la iluminación e implementar más estacionamientos.
Para el experto, en el ámbito de la movilidad es fundamental establecer un criterio de sostenibilidad enfocado en tres elementos: el equilibrio ecológico, la viabilidad económica y el atractivo para los ciudadanos.
“Los medios de transporte deben ser sostenibles para el tamaño de la ciudad en términos de población, área y actividades. Además, los usuarios deberían desear utilizarlos, lo que se puede lograr mediante la educación y la calidad del servicio ofrecido”, precisa.
El rol de las instituciones
En diciembre de 2018 se estableció la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU), con el objetivo de organizar, implementar y gestionar el transporte en ambas ciudades. Sin embargo, la gestión anterior de la ATU ha sido objeto de críticas por su falta de acciones, incluso por parte de su actual presidente, Jorge Aguilar.
Según Silva, existe cierto caos a nivel organizacional en la estructura institucional de Lima y Callao.
“Hay muchos distritos y alcaldes. Eso hace que la coordinación de proyectos de movilidad sostenible sea un poco difícil, porque cada uno tiene sus propios intereses”, explica. “La idea de una autoridad única de transporte es buena frente a ese contexto, pero solamente podrá funcionar si sigue un criterio donde lo ecológico, lo social y lo económico van juntos, acompañado de un análisis coherente que haga participar a la ciudadanía, fomente el diálogo y contraste diferentes perspectivas”, añade.
Además, el investigador resalta que las autoridades deberían aprovechar la data existente para tomar decisiones informadas, que en la era digital actual es vasta.
“Se puede utilizar la información de los celulares, pues todos tienen GPS. Con la debida protección de datos personales es factible realizar estudios de movilidad en tiempo real con esta información y procesarla, para a su vez crear modelos que nos ayuden a describir y diagnosticar la movilidad, así como realizar simulaciones”, dice Silva.
¿Revolución eléctrica?
A nivel global, el mercado de los autos eléctricos ha experimentado un crecimiento constante. En menos de una década, el número de este tipo de vehículos en uso en el mundo ha pasado de apenas 400.000 unidades a cerca de 20 millones.
Las grandes potencias, como Estados Unidos, China y la Unión Europea se han planteado ambiciosas metas en la adopción de estos automóviles para los próximos años, en línea con sus objetivos de reducción de emisiones.
Sin embargo, Silva se muestra escéptico respecto al potencial de estos vehículos para lograr una transición a una movilidad y economía verdaderamente sostenibles.
“Muchos creen que un cambio tecnológico lo resuelve todo y se construyen imaginarios sociotécnicos fabulosos, futuristas e impresionantes con diferentes tecnologías”, apunta el investigador. Para él, existen preocupaciones válidas en torno al impacto en el ambiente de las baterías que utilizan estos autos, que son bastante pesadas, así como respecto a la dificultad para que reemplacen a los 1474 mil millones de vehículos que hay actualmente en la Tierra.
“Las cosas tienen un tiempo limitado de vida útil, y el mantenimiento de estos autos también requiere la reposición de materiales. Además, incluso si logramos sustituir a todos los vehículos, no estaríamos solucionando el problema del tráfico”, indica el experto.
De acuerdo con Silva, los líderes y gobernantes deberían ir preparando a las sociedades para una movilidad sostenible que prácticamente no requiera el uso de autos particulares, basada en el transporte público, las bicicletas, y, de ser necesario, vehículos de uso público.
Sin embargo, este proceso debería ser gradual y cauteloso para minimizar cualquier externalidad negativa, precisa el investigador.
“Las automotrices, por ejemplo, emplean a muchas personas, y cualquier cambio podría afectar a muchas familias. Por lo tanto, hablamos de un proceso que requiere una mirada sostenible y a largo plazo, que permita ajustar la implementación a medida que se avanza. Lo que es fundamental es que exista esa voluntad de cambio”, concluye.