Entrevista a Eric Cosio, director de INTE-PUCP: “La cuarentena nos da un claro ejemplo del impacto que tenemos sobre el planeta”
Entrevista realizada por Clima de Cambios a Eric Cosio, director de INTE-PUCP, en el marco de la celebración del 50 Aniversario del Día Mundial de la Tierra.
Hemos visto que muchas especies han retomado sus espacios, sin embargo los humanos aún nos encontramos en plena cuarentena, ¿qué se debe celebrar en el Día de la Tierra?
La celebración del Día de la Tierra representa el triunfo de las iniciativas ciudadanas para la conservación de los sistemas vivientes del planeta y eso es algo que siempre vale la pena celebrar, aun en estas circunstancias y con las limitaciones vigentes. A 50 años de su creación en EE.UU. ha habido cambios irreversibles en las culturas empresarial y gubernamental con énfasis hacia la reducción de los impactos ambientales.
Por otra parte, observar especies silvestres retomar espacios en la ausencia de seres humanos es algo simpático y además simbólico del nivel de impacto y persistencia de los humanos en los espacios naturales, pero no pasa de ser anecdótico. El espacio es una variable importante en la vida animal y en ausencia nuestra las especies silvestres pueden ocuparlo, sean estas aves marinas en playas, leones en carreteras o zorros en la ciudad. El simbolismo es importante pero no es apropiado llevarlo a extremos. Un video de delfines en la Herradura solo es notable porque ocurrió en marzo. Se les observa en ocasión en invierno, cuando no hay bañistas, en ese mismo lugar y en otras playas limeñas.
Como especie, hemos dañado mucho la Tierra, ¿qué nos toca a partir de ahora, cómo mitigar los efectos del cambio climático que van a seguir ocurriendo?
Todas las especies causan impactos en su entorno, consumen recursos y producen desechos. Dos cosas diferencian al humano de las otras especies, la intensidad en el uso de recursos y su capacidad para alterar de manera literalmente sintética los ciclos naturales que regulan los balances de materia y energía en el planeta. Son nuevas reglas de juego y la vida se adapta pero a un ritmo menor al del cambio que imponemos. Eso causa desequilibrios y puede llevar a colapsos sistémicos.
Lo que nunca deja de sorprender como científico es la resiliencia de los sistemas biológicos y del planeta en vista de la magnitud del “insulto ambiental” por las actividades humanas. Las opciones de mitigación de los impactos han sido propuestas en foros mundiales técnicos y políticos y se refinan de manera constante. La respuesta es necesariamente lenta ya que hay factores políticos, sociales y económicos involucrados. No me sorprende el poco avance en las COP debido a esto. Lo que sí sorprende agradablemente es que, a pesar de iniciativas irresponsablemente populistas de algunos gobernantes mundiales, el sector privado avanza de manera sólida hacia una progresiva implementación de criterios de sostenibilidad ambiental. Lo más preocupante son las dinámicas sociales no controlables en países en desarrollo. Son estas las que van a asumir mayor protagonismo en el impacto ambiental humano sobre el planeta. Podremos pensar en sostenibilidad y economías de “crecimiento cero” sólo cuando la población humana en la tierra se estabilice y empiece a reducirse.
¿Qué impactos ha generado el COVID para la Tierra y en general para los seres vivos?
Dado que el COVID-19 es la preocupación primaria, legítima, en estos momentos caemos en la tentación de ver su impacto sobre cualquier aspecto de nuestras vidas. Lo que vale la pena tener en cuenta es que la cuarentena impuesta nos ha dado un ejemplo claro del impacto diario que tenemos sobre el planeta, sea esto en forma de contaminantes atmosféricos, turbidez en aguas, contaminación sonora o nuestra sola presencia en o cerca de áreas de vida silvestre. Los impactos son temporales y se volverá a los niveles anteriores, a no ser que el impacto de la pandemia sea mayor que el que se calcula, en cuyo caso nos enfrentamos a un potencial colapso económico, social y político. Disfrutemos de los inusuales cielos claros en Lima ya que acercarnos a las playas nos está prohibido y molestaremos a las aves.
Frente a esta nueva crisis, ¿existen oportunidades en el mundo académico?
Las pandemias han acompañado a la especie humana toda su historia y aunque el impacto de este evento a nivel mundial sólo se empieza a comparar a la crisis de 1930, no es algo inusual en nuestra historia, como ya ha sido bien comentado en la prensa escrita. Más allá del tema de la investigación biomédica, la comunidad académica tiene ahora la oportunidad de analizar, con abundancia de datos, los procesos económicos y sociales resultado de la emergencia de salud y los resultados de las decisiones de gestión pública para enfrentarlo. Es una situación interesante debido a que, por una parte, cogió al país con recursos económicos disponibles pero, por otra parte, con una sociedad precaria e informal que no es accesible a respuestas organizadas del tipo de países más desarrollados. El sector académico va a tener bastante material para evaluar todo esto en un futuro cercano. Queda esperar que algunas conclusiones puedan ser asimiladas por un sector público poco eficiente.
¿Cómo podemos adaptarnos a las lecciones del COVID, qué rol debemos asumir?
La pandemia COVID-19 ha sido algo previsto y anunciado. Lo que no se materializó con SARS en el 2003, H1N1 en el 2009 o ébola en el 2014, ocurrió con este coronavirus. Expuso déficits en planificación y la debilidad de sistemas de salud e incluso de países desarrollados y es en ellos donde se verá una mayor preparación para este tipo de eventos. Países donde los sistemas de salud no disponen de los recursos seguirán expuestos a catástrofes sociales como esta.
Este evento espero que sea el catalizador que nos permita hacer uso inteligente de los recursos virtuales, de las redes y para optimizar los servicios logísticos de entrega de bienes a domicilio. Mucho de nuestro movimiento de mediana y larga distancia y de ocio es innecesario, consume energía, contamina y afecta el entorno. El trabajo remoto puede servir para incorporar a aquellos con discapacidad de movimiento y puede contribuir a extender la edad de actividad laboral para muchos otros, algo relevante en sociedades donde los adultos mayores empiezan a ser un sector importante.
Fuente: Clima de Cambios