En un barco hacia el acantilado
Escrito por: German Rodríguez Economista de la Pontificia Universidad Javeriana (Colombia). Investigador invitado INTE-PUCP.
En el artículo “Bioeconomía y biodesarrollo” escrito por Carlos Eduardo Maldonado en Le Monde Diplomatique en el año 2012 se puede leer la que podría ser la definición más certera de nuestra realidad en relación a las crisis: “La crisis no es únicamente financiera o comercial, económica o política. Es de concepción de la vida y de forma de vivir.”
Bajo esta premisa, el pasado miércoles 20 de junio se llevó a cabo un conversatorio titulado “Economía Ecológica. Apuesta teórica y experiencias en Perú” organizado por el Instituto de Ciencias de la Naturaleza, Territorio y Energías Renovables (INTE-PUCP) en el que se desarrolló un dialogo alrededor de los retos a los que nos enfrentamos y la propuesta que se ofrece desde la Economía Ecológica en relación con las deudas que tiene la economía ortodoxa con la humanidad y la naturaleza.
Y es que estamos navegando en un barco que se dirige inexorablemente hacia un acantilado y la decisión tomada por la tripulación y el capitán ha sido aminorar la marcha, pero mantener el rumbo. Sin embargo, la responsabilidad es compartida porque, nosotros, los pasajeros, a pesar de que advertimos el riesgo, no hemos hecho mucho por organizarnos y exigir al capitán un cambio de rumbo. Al contrario, seguimos disfrutando de banquetes y fiestas, consumiendo desbordadamente las pocas reservas que tenemos en la despensa.
El problema aquí es que ya amaneció, ya no estamos a tiempo para tomar emprender acciones para el largo plazo, reunir a los pasajeros para que elijan a un vocero que se reúna con el delegado de la tripulación y discutir las causas que nos han traído al momento actual. Esas discusiones ya se han dado, conocemos las causas, los responsables y los efectos del comportamiento que hemos llevado. Las medidas deben ser radicales y urgentes.
Ante esta crisis, la economía como disciplina – una de las pocas que ha sido miope frente a los efectos de su actividad – debe cuestionarse, repensarse y proponer alternativas reales y profundas, un cambio de paradigma económico se demanda. Es claro que las facultades en el mundo y muchos de los académicos han sido incapaces de generar una comprensión amplia y profunda de las relaciones económicas, sociales, naturales y políticas, y solo han atinado a proponer desde la teoría neoclásica.
En esto los estudiantes son fundamentales. Son ellos quienes deben exigir lo que el mundo necesita hoy en materia de economía, en donde se incluya a la naturaleza, con sus límites físicos, como agente de derechos, a las mujeres y a las poblaciones empobrecidas, trabajando de la mano y formulando una disciplina transdisciplinar, capaz de dialogar y beber de la Filosofía, Antropología, Historia, Ecología, Ciencia Política y la Psicología.
Un llamado a los estudiantes de Economía para la organización, el cuestionamiento de su disciplina y la generación de propuestas alternativas que nos ayuden a girar este barco que nos condena a un estruendoso y fatal desenlace.
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